jueves, 6 de noviembre de 2014

Y OLÉ!




Nos apostamos una ronda de chupitos de tequila (del barato, que somos estudiantes out of cash) a que muchos no sabéis de dónde procede la expresión "olé". Porque no amiguichis nuestros, no viene de que a algún andaluz saleroso le saliese esa palabra después de haber tomado 12 rebujitos en la Feria de Abril. Tranquilidad. Que no cunda el pánico. Aquí estamos nosotros para contároslo. Además es que nos gusta mucho contar historias, qué coño.

Varias son las teorías acerca de la procedencia de la expresión "olé" y sólo una la que nosotros seguimos: la doctrina en este punto no es unánime. Nos remontamos siglos atrás, cuando el más chulo iba en caballo y el más triste a pie. Pero bueno, mejor cambiemos los caballos por los camellos. Sí, habéis leído bien, camellos.

Se cuenta que la expresión procede de la África del Norte cuando a long time ago las diferentes tribus que poblaban esta árida zona, en su mayoría de creencias mulsulmanas, se reunían varias veces al año (lo que nosotros llamamos romería) para bailar al son de los tambores (para nosotros sería "Paquito el Chocolatero") alrededor del fuego (para nosotros la plaza del pueblo). Allí reunidos se encontraban unos bailarines profesionales que con gran habilidad bailaban por horas y horas, en muchos casos hasta llegar al éxtasis (let's get high). Era justo en esos momentos cuando el resto de espectadores, al ver a los bailarines en trance mientras desplegaban sus mejores cualidades hasta el punto de impresionarles, gritaban "Allah", "Allah, "Alah", nombre con el que denominan a su deidad. En consecuencia se puede decir que el grito de Allah se utilizaba para mostrar admiración hacia los bailarines que expresaban en sus bailes cualidades interpretativas especiales, más conectadas con lo divino que con lo terrenal. Esto está teniendo un tono un poco serio. Caca, culo, pedo, pis. Ahora sí, sigamos.

Como bien sabréis, la cultura musulmana se expandió a lo largo de la Península Ibérica casi en su totalidad, pero donde dejó una especial huella fue en el sur de lo que hoy es España, siendo así que la expresión de admiración "Allah" fue declinándose hasta acabar siendo lo que hoy conocemos como "olé!!" y que en todo el mundo se utiliza para expresar desde admiración hacia algo o alguien, hasta simplemente una grata sorpresa. Tal es la conexión de esta expresión con su procedencia que incluso en ciertas manifestaciones artísticas como en el flamenco se utiliza el "OLÉ" cuando lo que ves te gusta.

Confiamos en que os haya gustado esta breve historia. Más adelante esperamos poder contaros la leyenda de por qué los perros se huelen el pompis (culo, trasero, ass), y no es coña (joke que dirían los angloparlantes).

Pues así es como nos quedó el arroz de ayer. De un OLÉ muy grande. El proceso de elaboración dura unos 35 minutos y es tan sencillo que incluso lo puedes hacer mientras bailas la Macarena o mientras os ponéis una de Klangkarussell para crear un ambiente chill out en la cocina de lo más chachi.

Primero echamos un chorro de aceite de oliva en una sartén un poco profunda y doramos ahí el pollo. Decimos sartén pero una cazuela también sirve obviamente, lo que pasa es que la era de las sartenes antiadherentes ha supuesto un antes y un después en lo que a arroces pegados respecta, así que WIN para la sartén.

Cuando tengamos el pollo dorado, vamos a añadirle una zanahoria y media cebolla cortadas en brunoise (nos apetecía decir esta pijada), o lo que es lo mismo: cortado en dados pequeños. También le podéis echar unos guisantes y pimiento verde como hicimos nosotros, que estábamos generosos. Después le echamos un poco de sal y un toque de pimienta negra y lo sofreímos un rato. Aquí nosotros hicimos un poco de trampa y le echamos una pastilla de caldo de pollo porque no teníamos caldo preparado. Mientras puedes aprovechar para ir a la nevera y sacarte una cerveza o tomarte un vino, as you prefer, que nunca está de más.



Ahora llega el momento crucial: el momento del arroz. A nosotros nos da mucho trajín este momento porque es cuando uno quiere arroz redondo y el otro arroz largo. Sabemos de sobra lo que quiere el otro, pero aún así siempre nos preguntamos si redondo o largo a ver si hay alguna sorpresa. Cuando queramos introducir arroz basmati o arroz salvaje en nuestra dieta no sabemos qué va a ser de nosotros. Sobra decir que siempre gana el redondo porque el del arroz largo cede. Life sucks. Al lío, cogemos un vaso, le llenamos de arroz y se lo añadimos al pollo con las verduras. Como hemos echado un vaso de arroz, ahora hay que echarle dos vasos de caldo o agua (el doble de caldo que de arroz), así que ahora llenamos ese mismo vaso de caldo por dos veces (si no le echaste la pastilla de caldo) o agua (como en nuestro caso) y se lo añadimos a todo el conjunto. En realidad aquí también somos generosos y le echamos medio vaso más de agua de propina. Tapamos la sartén y esperamos 20-25 minutos et voilà!


Todo listo para comer así que manos a la obra que huele a pan recién hecho, queridos!